Y su luz a mis pupilas quebraron,
con la sombra de sus sinuosas curvas
y sus estilizadas manos.
Y su tacto a mi piel dejó,
una marca profunda con su firma
su nombre y su estilo intacto.
Y su voz a mi voz ahogó,
en oscuras y largas noches agónicas
de duelos y quebrantos.
Porque sin ella no soy nada más
que una guitarra muda,
hondas de un río sin luz de luna,
o un teatro sin actos.
No soy más que un actor
que olvidando su guión,
queda absorto ante la inmensidad
del escenario.
Y es que tu luz, tu tacto, tu voz, tu presencia
hacen que mi mente se evada de este infierno
acompañada de una copa rebosante de ambrosía,
y no querría pasar mas de un día sin ti
sin tu dulce melodía.
Porque siempre serás mi escudo
y amante de tantos y a tantos fiel.
A veces solo mía, a veces,
y sólo a veces conmigo tan cruel.
Sólo porque tú eres poesía y yo
de los pocos ojos que te pueden ver.
No hay comentarios:
Publicar un comentario